4 Recordó luego la maldad de los hijos de Baián, que eran un lazo y
una trampa para el pueblo por las emboscadas que en los caminos le
tendían.
5 Les obligó a encerrarse en sus torres, les puso cerco y dándolos al
anatema, abrasó las torres con todos los que estaban dentro.
6 Pasó a continuación a los ammonitas, donde encontró una fuerte
tropa y una población numerosa cuyo jefe era Timoteo.
7 Después de muchos combates, los derrotó y deshizo.
8 Ocupó Yazer y sus aldeas, y regresó a Judea.
9 Los gentiles de Galaad se unieron para exterminar a los israelitas
que vivían en su territorio, pero ellos se refugiaron en la
fortaleza de
Datemá.
10 Enviaron cartas a Judas y sus hermanos diciéndoles: «Los gentiles
que nos rodean se han unido para exterminarnos;
11 se preparan para venir a tomar la fortaleza donde nos hemos
refugiado, y Timoteo está al frente de su ejército.
12 Ven, pues, ahora a librarnos de sus manos, que muchos de entre
nosotros han caído ya;
13 todos nuestros hermanos que vivían en el país de Tubías han sido
muertos, llevados cautivos sus mujeres, hijos y bienes, y han perecido allí
unos mil hombres.»
14 Estaban todavía leyendo las cartas, cuando otros mensajeros, con
los vestidos rasgados, llegaron de Galilea con esta noticia:
15 «Se han unido los de Tolemaida, Tiro, Sidón y toda la Galilea de
los Gentiles para acabar con nosotros.»
16 Cuando Judas y el pueblo oyeron tales noticias, reunieron una gran
asamblea para deliberar sobre lo que habían de hacer para socorrer a
sus
hermanos puestos en angustia y combatidos de enemigos.
17 Judas dijo a su hermano Simón: «Toma gente contigo y parte a
librar a tus hermanos de Galilea; mi hermano Jonatán y yo iremos a
la
región de Galaad.»
18 Dejó para defensa de Judea a José, hijo de Zacarías, y a Azarías,
jefe del pueblo, con el resto del ejército,
19 dándoles esta orden: «Estad al frente del pueblo y no entréis en
batalla con los gentiles hasta que nosotros regresemos.»